Doctor, ¿Cuánto cree
que se ha avanzado en relación al plan de reconciliación nacional propuesto por
la CVR?
En primer lugar, para llegar a la reconciliación
nacional, nosotros decíamos que se necesitaban justicia y reparaciones. Por lo
tanto, mal puedo hablarle de reconciliación si es que antes no me refiero a
estos otros dos temas en los cuales, a mi modo de ver, no se ha avanzado lo
suficiente. En lo que corresponde a las reparaciones, las ha habido colectivas
durante este gobierno, pero con un criterio de pobreza y no de indemnización de
vida por el daño. En relación a las reparaciones colectivas, estas no se han
dado hasta el momento y se acaban de decretar de una manera diminuta y poco
pensada. Con relación a la justicia, hay muchas personas que no han sido
procesadas por sus crímenes porque falta información que no ha sido entregada
por las fuerzas armadas. En lo que respecta a los terroristas, creo que casi
todos han sido castigados, están en prisión y en buena hora. Por otro lado, la
reconciliación implica una especie de entendimiento social entre todos los
peruanos y la prueba de que ello no existe todavía son las últimas elecciones,
donde lo que ha menudeado es el insulto, el choleo y el racismo. Esto nos
indica que todavía tenemos prácticas discriminatorias que impiden la
reconciliación.
¿Identifica usted en los conflictos actuales - caso Huancavelica o Huancayo
- que en Lima aún no sentimos como propios los reclamos de las personas que se
encuentran más alejadas del poder del estado?
Yo creo que es verdad esto porque, en última instancia,
nos aparece lejano, como en la época de la violencia parecían lejanas Ayacucho,
Huancavelica y no importaba cuanta gente muriera allí. Esto es un error porque
estamos en un solo país y, finalmente, es todo el país el que sufre y todo el
país el que tiene que salir adelante. Yo pienso que la política gubernamental
en ese sentido no ha sido adecuada, por más que hayamos crecido económicamente,
porque ha habido ese condenable trato discriminatorio del que hablaba. Esto ha
venido del propio estado, donde el primer ciudadano se ha referido a peruanos -
como usted o como yo - con calificativos como ‘perros del hortelano’, ‘personas
incultas que están en contra del progreso’, etc. Creo que hay trabajo por hacer
ahí.
A puertas de iniciar un nuevo gobierno, ¿Cuál cree usted que debería ser el
planteamiento para poner en práctica el plan de reconciliación nacional?
Yo creo que se debe apoyar decididamente una política de
recuperación de la memoria histórica y no seguir el camino, que a veces se ha
propuesto, de no mirar hacia atrás, con la excusa de que es muy doloroso, y
decir, más bien, desarrollémonos. Yo creo que hay que recuperar la historia
para así poder aprender de ella. En segundo lugar, creo que se debe - y se ha
repetido hasta el hartazgo, ojalá se cumpla - establecer un diálogo mucho más
sostenido con otros peruanos si es que queremos evitar conflictos con ellos, si
deseamos hacernos presentes dentro de sus propios territorios para así explotar
recursos naturales y la riqueza. Ellos no deben estar al margen. Debemos tener
un estado más eficiente, menos pequeñito, más generoso y menos clientelista.
Sólo si es que se hace eso y se reforman determinadas instituciones y actividades,
por ejemplo la educación - que en los rankings internacionales sólo supera a
Haití en cuanto a calidad - podríamos ir avanzando hacia una sociedad más
democrática, más civilizada, más cohesionada y más reconciliada.
¿Por qué cree
usted que el informe final de la CVR y los derechos humanos no fueron temas
primordiales en esta última campaña electoral?
Porque, a veces, lo urgente - entre comillas - hace
perder de vista lo importante y no nos damos cuenta que esto urgente es, en el
fondo, también un problema de derechos humanos que no se reconoce como tal.
Mientras tanto, vivimos un poco deslumbrados por el tema de si crecemos o no
crecemos económicamente. Eso ha absorbido la atención de los candidatos. Además,
nuestra política nunca se ha ocupado con seriedad del tema de los derechos
humanos. No obstante, el presidente electo si habló alguna vez de ellos. Esperemos
que realmente se ocupe del tema de los derechos humanos, sepa promoverlos y
tomar en cuenta a mucha gente, especialmente los pobladores andinos y de la
selva, que está fuera de los circuitos normales de servicios, de peruanidad y
de goce de derechos.
Parece imposible
llegar a la reconciliación nacional si no se puede incluir a todos los peruanos
en este crecimiento económico que estamos teniendo…
Yo creo que incluir a todos los peruanos y
hacer que todos sintamos que - en tanto peruanos y habitando en un mismo lugar
- gozamos, no solo de los mismos derechos, sino también de los mismos
beneficios y de las mismas oportunidades, es una condición necesaria para la
reconciliación. Ahora, es una condición necesaria pero no suficiente, porque,
además de ello, debe haber políticas de diálogo intercultural, las cuales
ayuden a comprender que somos un país con diversas culturas, las cuales tienen
modos distintos de ver el mundo que tienen que ser respetados, con los cuales
se puede entrar en diálogo y por tanto instaurar una especie de pluralismo
cultural que no existe hasta ahora.
¿Qué tan
importante es la pluralidad de culturas para el desarrollo de la sociedad?
Nuestra riqueza radica en las maneras distintas y
complementarias de ver el mundo. Esto nos invita a tener una visión mucho más
compleja y más rica de las cosas y nos enseña lecciones de tolerancia porque -
aunque como peruanos somos iguales - somos distintos y eso es lo que hay que
aceptar. Eso es algo maravilloso. En el fondo, es aceptar
y estar orgullosos de cosas tan
distintas como el hotel Westin y Macchu Picchu. Si vemos el fondo, son culturas
distintas y debemos estar orgullosos de todo.
Imagen obtenida del siguiente enlace
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